miércoles, 14 de octubre de 2009

EL ESPACIO Y EL TIEMPO

Al igual que el espacio, el tiempo es una dádiva del Paraíso, pero no en el mismo sentido, sino indirectamente. El tiempo se produce por virtud del movimiento y porque la mente está intrínsecamente consciente de lo secuencial. Desde el punto de vista práctico, el movimiento es esencial al tiempo, pero no existe una unidad de tiempo universal basada en el movimiento. El espacio no es infinito, aunque se origina en el Paraíso; ni absoluto, porque está penetrado por el Absoluto No Cualificado. No conocemos los límites absolutos del espacio, pero sí sabemos que el absoluto del tiempo es la eternidad.
El tiempo y el espacio son inseparables tan solo en las creaciones espacio-temporales, los siete superuniversos. El espacio no temporal (espacio sin tiempo) existe teóricamente, pero el único lugar verdaderamente no temporal es la isla central del paraíso. El tiempo no espacial (tiempo sin espacio) existe en la mente correspondiente al nivel funcional del paraíso. Las zonas intermedias del espacio relativamente inmóviles que lindan con el Paraíso y separan el espacio ocupado de el no-ocupado son las zonas de transición del tiempo a la eternidad. de aquí la necesidad de que los peregrinos al Paraíso estén inconscientes durante este tránsito cuando éste culmina con la ciudadanía del Paraíso. Los visitantes conscientes del tiempo pueden ir al paraíso sin ser adormecidos para este cruce, pero seguirán siendo criaturas del tiempo.
Aún durante los tiempos de la vida terrestre en la carne, a pesar de que la mente del hombre está rígidamente sujeta al espacio, la imaginación humana creadora está comparativamente libre de el tiempo. Pero el tiempo mismo no es, genéticamente, una cualidad de la mente.
Los animales no espirituales sólo conocen el pasado y viven en el presente. El hombre, habitado por el espíritu tiene poderes de previsión (dicernimiento); puede visualizar el futuro. Sólo las actitudes progresistas y que miran hacia adelante son personalmente reales. La ética estática y la moral tradicional son tan sólo levemente superanimales. Tampoco es el estoicismo un grado elevado de autorrealización. La ética y la moral se hacen verdaderamente humanas cuando son dinámicas y progresistas, llenas de vida de la realidad universal.
La personalidad humana no es meramente un fenómeno colateral de los acontecimientos del tiempo y el espacio, sino que también puede actuar como causa cósmica de tales acontecimientos.

Hasta la próxima.

El Caminante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario