Ya que soy un pésimo escritor, decidí usar ese don de otros para recordar a mi amado padre, que en paz descanse. Aunque lo amé y respeté, después de muerto he sentido que me quedé corto en manifestárselo, espero que no suceda lo mismo con mi madrecita del alma, a quien aún tengo en vida.
"No me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona que la necesidad de sentirse protegido por un padre." (Sigmund Freud).
"Cuando un hombre se da cuenta de que su padre tal vez tenía razón, normalmente tiene un hijo que cree que está equivocado." (Charles Wadsworth).
CARTA A MI PADRE
En algún lugar, dos años después de tu partida.
Esa sonrisa tuya, tan bella y noble.Ese temperamento explosivo que nos ponía tensos y nerviosos.Esos regaños tan duros e inexplicables que me enseñaban a ser responsable.Esos momentos dolorosos que tu enfermedad provocaba.Esas palabras sinceras de perdón por no haber sido el padre que deseabas ser.Esos momentos de descanso, yo abrazando tu panza, tu acariciando mi pelo.Esos pleítos incomprensibles, yo por mi juventud, tú por no saber cómo controlarme.Esos momentos de año nuevo, de navidad, de cumpleaños, siempre juntos como familia.Ese ejemplo de trabajo, pero también de ausencia.Esos últimos días de tu vida, en tu lecho descansando, con el gusto que me recibías.Esas últimas palabras que escuché de tí padre.
Esa última palabra que te dije antes de que partieras:
Te amo padre, te amamos, lamento no haberme enseñado a amarte como estos últimos días, a quererte y ayudarte, a comprender el por qué de tus acciones, y el por qué de mis reacciones. Eres el mejor papá que pude haber tenido.
Justo hoy después que ya no estás me dí cuenta de cuanto te amaba, el coraje por tus constantes regaños, y mi incomprensión del por qué de tu mal humor, me cegaban, era un mediocre por ardor.
Hoy soy gracias a Tí.
No sé si te sientas orgulloso de mí, pero he tratado de hacer lo mejor posible, aunque a veces siento vencerme, tu ejemplo de lucha por vivir y por ser mejor me sigue empujando con mucha fuerza.
Eres mi fuente y mi inspiración.
Te amo padre.
Autor: Romansky
A pesar de mi edad, lo extraño profundamente, y a quienes tengan la bendición de tener a sus padres vivos, que no los sorprenda la muerte con deudas de conciencia.
Honrad a padre y madre, para que en todo os vaya bién.
El que tenga oídos, que oiga.
El Caminante.
domingo, 18 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
EL ESPACIO Y EL TIEMPO
Al igual que el espacio, el tiempo es una dádiva del Paraíso, pero no en el mismo sentido, sino indirectamente. El tiempo se produce por virtud del movimiento y porque la mente está intrínsecamente consciente de lo secuencial. Desde el punto de vista práctico, el movimiento es esencial al tiempo, pero no existe una unidad de tiempo universal basada en el movimiento. El espacio no es infinito, aunque se origina en el Paraíso; ni absoluto, porque está penetrado por el Absoluto No Cualificado. No conocemos los límites absolutos del espacio, pero sí sabemos que el absoluto del tiempo es la eternidad.
El tiempo y el espacio son inseparables tan solo en las creaciones espacio-temporales, los siete superuniversos. El espacio no temporal (espacio sin tiempo) existe teóricamente, pero el único lugar verdaderamente no temporal es la isla central del paraíso. El tiempo no espacial (tiempo sin espacio) existe en la mente correspondiente al nivel funcional del paraíso. Las zonas intermedias del espacio relativamente inmóviles que lindan con el Paraíso y separan el espacio ocupado de el no-ocupado son las zonas de transición del tiempo a la eternidad. de aquí la necesidad de que los peregrinos al Paraíso estén inconscientes durante este tránsito cuando éste culmina con la ciudadanía del Paraíso. Los visitantes conscientes del tiempo pueden ir al paraíso sin ser adormecidos para este cruce, pero seguirán siendo criaturas del tiempo.
Aún durante los tiempos de la vida terrestre en la carne, a pesar de que la mente del hombre está rígidamente sujeta al espacio, la imaginación humana creadora está comparativamente libre de el tiempo. Pero el tiempo mismo no es, genéticamente, una cualidad de la mente.
Los animales no espirituales sólo conocen el pasado y viven en el presente. El hombre, habitado por el espíritu tiene poderes de previsión (dicernimiento); puede visualizar el futuro. Sólo las actitudes progresistas y que miran hacia adelante son personalmente reales. La ética estática y la moral tradicional son tan sólo levemente superanimales. Tampoco es el estoicismo un grado elevado de autorrealización. La ética y la moral se hacen verdaderamente humanas cuando son dinámicas y progresistas, llenas de vida de la realidad universal.
La personalidad humana no es meramente un fenómeno colateral de los acontecimientos del tiempo y el espacio, sino que también puede actuar como causa cósmica de tales acontecimientos.
Hasta la próxima.
El Caminante.
El tiempo y el espacio son inseparables tan solo en las creaciones espacio-temporales, los siete superuniversos. El espacio no temporal (espacio sin tiempo) existe teóricamente, pero el único lugar verdaderamente no temporal es la isla central del paraíso. El tiempo no espacial (tiempo sin espacio) existe en la mente correspondiente al nivel funcional del paraíso. Las zonas intermedias del espacio relativamente inmóviles que lindan con el Paraíso y separan el espacio ocupado de el no-ocupado son las zonas de transición del tiempo a la eternidad. de aquí la necesidad de que los peregrinos al Paraíso estén inconscientes durante este tránsito cuando éste culmina con la ciudadanía del Paraíso. Los visitantes conscientes del tiempo pueden ir al paraíso sin ser adormecidos para este cruce, pero seguirán siendo criaturas del tiempo.
Aún durante los tiempos de la vida terrestre en la carne, a pesar de que la mente del hombre está rígidamente sujeta al espacio, la imaginación humana creadora está comparativamente libre de el tiempo. Pero el tiempo mismo no es, genéticamente, una cualidad de la mente.
Los animales no espirituales sólo conocen el pasado y viven en el presente. El hombre, habitado por el espíritu tiene poderes de previsión (dicernimiento); puede visualizar el futuro. Sólo las actitudes progresistas y que miran hacia adelante son personalmente reales. La ética estática y la moral tradicional son tan sólo levemente superanimales. Tampoco es el estoicismo un grado elevado de autorrealización. La ética y la moral se hacen verdaderamente humanas cuando son dinámicas y progresistas, llenas de vida de la realidad universal.
La personalidad humana no es meramente un fenómeno colateral de los acontecimientos del tiempo y el espacio, sino que también puede actuar como causa cósmica de tales acontecimientos.
Hasta la próxima.
El Caminante.
lunes, 12 de octubre de 2009
¿Y la misericordia?
La misericordia es simplemente justicia atemperada por esa sabiduría que proviene de la perfección del conocimiento y del pleno reconocimiento de la debilidad natural y las limitaciones naturales de las criaturas finitas. Nuestro Dios es en extremo compasivo, benigno, paciente y abundante en misericordia. Por tanto, cualquiera que invoque el nombre del Señor será salvado, porque el perdona abundantemente. La misericordia del señor es, de eternidad a eternidad, perdura por siempre, la única excepción es la iniquidad, ¡así de fácil!
Dios es intrínsecamente generoso, naturalmente compasivo, y sempiternamente misericordioso. Y no es necesario jamás que se ejerza ninguna influencia sobre el padre para suscitar su benevolencia. La necesidad de la criatura es en sí suficiente para asegurar el pleno caudal de su tierna misericordia y de su gracia salvadora. Puesto que Dios conoce todo sobre sus hijos, es fácil para él perdonar. Cuanto mejor comprenda el hombre a su semejante, tanto mas fácil le será perdonarlo, e incluso, amarlo. El padre celestial nunca es perturbado por actitudes conflictivas hacia sus hijos universales; Dios nunca es víctima de antagonismos de actitud (nosotros sí!).
La misericordia es el vástago natural e inevitable de la bondad y el amor. La justicia eterna y la divina misericordia juntas constituyen lo que en la experiencia humana se llamaría equidad. La misericordia de Dios representa una técnica equitativa de ajuste entre los niveles universales de perfección e imperfección. La misericordia no es una contravención de la justicia, como mal podría interpretarse lo que estoy diciendo, sino mas bien, una interpretación comprensiva de las exigencias de la justicia suprema, tal como se la aplica equitativamente a los seres espirituales subordinados y a las criaturas materiales de los universos evolutivos.
Después de todo, la mayor prueba de la bondad de Dios y la razón suprema para amarle, es el don del Padre que habita en tí: El Ajustador del pensamiento (llamado por la religión como el Espíritu Santo) que tan pacientemente aguarda la hora en que ambos os volvais eternamente uno. Aunque no puedes encontrar a Dios mediante la búsqueda, si te sometes a la dirección de ese espíritu residente en tí, serás guiado infaliblemente, paso a paso, vida tras vida, universo tras universo, y edad tras edad, hasta encontrarte finalmente en la presencia de la personalidad del padre universal del paraíso. ¡¡Cuán irrazonable es que no adoreis a Dios porque las limitaciones de la naturaleza humana y los impedimentos del mundo físico no os permiten verle!!
Y para terminar, como siempre digo, ¡que el que tenga oídos, que oiga!
El Caminante
Dios es intrínsecamente generoso, naturalmente compasivo, y sempiternamente misericordioso. Y no es necesario jamás que se ejerza ninguna influencia sobre el padre para suscitar su benevolencia. La necesidad de la criatura es en sí suficiente para asegurar el pleno caudal de su tierna misericordia y de su gracia salvadora. Puesto que Dios conoce todo sobre sus hijos, es fácil para él perdonar. Cuanto mejor comprenda el hombre a su semejante, tanto mas fácil le será perdonarlo, e incluso, amarlo. El padre celestial nunca es perturbado por actitudes conflictivas hacia sus hijos universales; Dios nunca es víctima de antagonismos de actitud (nosotros sí!).
La misericordia es el vástago natural e inevitable de la bondad y el amor. La justicia eterna y la divina misericordia juntas constituyen lo que en la experiencia humana se llamaría equidad. La misericordia de Dios representa una técnica equitativa de ajuste entre los niveles universales de perfección e imperfección. La misericordia no es una contravención de la justicia, como mal podría interpretarse lo que estoy diciendo, sino mas bien, una interpretación comprensiva de las exigencias de la justicia suprema, tal como se la aplica equitativamente a los seres espirituales subordinados y a las criaturas materiales de los universos evolutivos.
Después de todo, la mayor prueba de la bondad de Dios y la razón suprema para amarle, es el don del Padre que habita en tí: El Ajustador del pensamiento (llamado por la religión como el Espíritu Santo) que tan pacientemente aguarda la hora en que ambos os volvais eternamente uno. Aunque no puedes encontrar a Dios mediante la búsqueda, si te sometes a la dirección de ese espíritu residente en tí, serás guiado infaliblemente, paso a paso, vida tras vida, universo tras universo, y edad tras edad, hasta encontrarte finalmente en la presencia de la personalidad del padre universal del paraíso. ¡¡Cuán irrazonable es que no adoreis a Dios porque las limitaciones de la naturaleza humana y los impedimentos del mundo físico no os permiten verle!!
Y para terminar, como siempre digo, ¡que el que tenga oídos, que oiga!
El Caminante
domingo, 11 de octubre de 2009
Y, ¿Qué es la sabiduría?
"Si la Palabra de Dios no cuestiona mi vida, no es Palabra de Dios".
A veces confundimos la sabiduría con el acúmulo de conocimiento, la educación o preparación, o el nivel intelectual, pero resulta que la sabiduría no es nada de esto. La palabra "Sabio" proviene del latín Sapidus que significa prudente, juicioso, sensato. Desde el punhto de vista netamente literario, el término sí puede significar posesión de profundos conocimientos sobre determinadas materias, pero la verdadera sabiduría vá indefectiblemente ligada al bien, a la justicia y a la verdad. Es la capacidad de pensar o juzgar con prudencia, equidad y rectitud; no existe sabiduría fuera de la justicia. Todo esto significa que hasta la persona más humilde, más pobre y analfabeta puede gozar del don de la sabiduría, y el más rico y estudiado, no tenerla en lo absoluto. La sabiduría es poder dicernir claramente entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre lo noble y lo innoble, entre la mentira y la verdad, entre la luz y la oscuridad. Es más, la palabra "Sano" viene del latin sanus que significa sensato, que está en su juicio.
Pero no podemos culpar a dios de las injusticias del mundo, de la pobreza, de la enfermedad, del sufrimiento, de las viscicitudes de la vida. Dios nos observa, nos pone a prueba para observarse a él mismo a través de nosotros. El solo nos observa para ver como nos comportamos ante las diversas situaciones de la vida, y toma atenta nota, pero no interviene, no mete su mano. las dificultades y limitaciones que implica el mundo físico es el exámen de las almas, porque, ¿que gracia tiene ser generoso, compasivo, solidario, etc, en un plano en donde no existe dolor, enfermedad o temor? La gracia está en demostrar esas aptitudes en el plano terrenal, el mundo físico es la herramienta a través de la cual evolucionan las almas, y el exámen final consiste en permanecer en la línea de la justicia, la rectitud, la nobleza y el recto proceder, a pesar de las dificultades, injusticias, sufrimientos y tentaciones a las que nos podamos ver expuestos. Todos nos podemos equivocar, pero la vida nos dá siempre otra oportunidad de resarcir nuestras faltas si nos arrepentimos de corazón. Podemos tropezar mil veces por nuestros errores, pero si siempre hay arrepentimiento sincero y reconocimiento humilde de nuestra debilidad, el amor infinito de Dios nos dará siempre una oportunidad de corregir. La aniquilación del alma solo llega cuando somos impíos, cuando hacemos mal sin sentirnos mal por dentro, cuando hacemos el mal y nos burlamos con sorna, cuando nó nos genera conflicto ni arrepentimiento, cuando nos acostumbramos a ello y somos incapaces de ver el daño que hacemos a otros y a nosotros mismos.
Dios es recto, por lo tanto, es justo. Los juicios de Dios son totalmente verdaderos y justos. Las acciones y realizaciones de sus criaturas, no pueden influir la justicia del padre universal, porque "no hay iniquidad en el señor, ni favoritismo de personas, ni aceptación de ofrendas".
Pero la justicia divina está atemperada siempre por la misericordia. La sabiduría infinita es el eterno árbitro que determina las proporciones de justicia y misericordia que se repartirán en cualquier circunstancia dada. El mayor castigo (en realidad, una inevitable consecuencia) de la maldad y la rebelión deliberada contra el gobierno de Dios es la pérdida de la existencia como súbdito individual. El resultado final del pecado a sabiendas, es la aniquilación. En último análisis, tales individuos identificados con el pecado, se destruyen a sí mismos al tornarse completamente irreales por su identificación con la iniquidad. Cuando esta sentencia se confirma finalmente, el ser identificado con el pecado, instantáneamente se vuelve como si no hubiera sido. No hay ninguna resurrección posible a este destino,, es perdurable y sempiterno. En cuanto a la personalidad del inicuo, se la priva de un vehículo continuado de existencia vital debido a su fracaso de hacer esas elecciones y decisiones finales que le habrían asegurado la vida eterna. Cuando el abrazo continuado del pecado por la mente asociada culmina en la identificación completa del ser con la iniquidad, entonces, en el momento de la cesación de la vida, en el momento de la disolución cósmica, esa personalidad aislada, es absorbida en el superalma de la creación y nunca más aparece como personalidad, es como si su identidad nunca hubiera sido. El mal no diluído, el error completo (sin arrepentimiento), el pecado voluntario y la iniquidad sin mitigantes, son intrínseca y automáticamente suicidas.
Por todo lo anterior es que debemos considerar a la vida como el mayor regalo, y debemos agradecer cada nuevo día al despertar, porque es una nueva oportunidad de rectificar nuestras conductas y pensamientos para alinearnos con el cosmos. ¡Que nó nos coja la muerte con los calzones abajo!!, y el que tenga oídos, que oiga.
(Afectuosamente dirigido a Dhuoda).
El Caminante
A veces confundimos la sabiduría con el acúmulo de conocimiento, la educación o preparación, o el nivel intelectual, pero resulta que la sabiduría no es nada de esto. La palabra "Sabio" proviene del latín Sapidus que significa prudente, juicioso, sensato. Desde el punhto de vista netamente literario, el término sí puede significar posesión de profundos conocimientos sobre determinadas materias, pero la verdadera sabiduría vá indefectiblemente ligada al bien, a la justicia y a la verdad. Es la capacidad de pensar o juzgar con prudencia, equidad y rectitud; no existe sabiduría fuera de la justicia. Todo esto significa que hasta la persona más humilde, más pobre y analfabeta puede gozar del don de la sabiduría, y el más rico y estudiado, no tenerla en lo absoluto. La sabiduría es poder dicernir claramente entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre lo noble y lo innoble, entre la mentira y la verdad, entre la luz y la oscuridad. Es más, la palabra "Sano" viene del latin sanus que significa sensato, que está en su juicio.
Pero no podemos culpar a dios de las injusticias del mundo, de la pobreza, de la enfermedad, del sufrimiento, de las viscicitudes de la vida. Dios nos observa, nos pone a prueba para observarse a él mismo a través de nosotros. El solo nos observa para ver como nos comportamos ante las diversas situaciones de la vida, y toma atenta nota, pero no interviene, no mete su mano. las dificultades y limitaciones que implica el mundo físico es el exámen de las almas, porque, ¿que gracia tiene ser generoso, compasivo, solidario, etc, en un plano en donde no existe dolor, enfermedad o temor? La gracia está en demostrar esas aptitudes en el plano terrenal, el mundo físico es la herramienta a través de la cual evolucionan las almas, y el exámen final consiste en permanecer en la línea de la justicia, la rectitud, la nobleza y el recto proceder, a pesar de las dificultades, injusticias, sufrimientos y tentaciones a las que nos podamos ver expuestos. Todos nos podemos equivocar, pero la vida nos dá siempre otra oportunidad de resarcir nuestras faltas si nos arrepentimos de corazón. Podemos tropezar mil veces por nuestros errores, pero si siempre hay arrepentimiento sincero y reconocimiento humilde de nuestra debilidad, el amor infinito de Dios nos dará siempre una oportunidad de corregir. La aniquilación del alma solo llega cuando somos impíos, cuando hacemos mal sin sentirnos mal por dentro, cuando hacemos el mal y nos burlamos con sorna, cuando nó nos genera conflicto ni arrepentimiento, cuando nos acostumbramos a ello y somos incapaces de ver el daño que hacemos a otros y a nosotros mismos.
Dios es recto, por lo tanto, es justo. Los juicios de Dios son totalmente verdaderos y justos. Las acciones y realizaciones de sus criaturas, no pueden influir la justicia del padre universal, porque "no hay iniquidad en el señor, ni favoritismo de personas, ni aceptación de ofrendas".
Pero la justicia divina está atemperada siempre por la misericordia. La sabiduría infinita es el eterno árbitro que determina las proporciones de justicia y misericordia que se repartirán en cualquier circunstancia dada. El mayor castigo (en realidad, una inevitable consecuencia) de la maldad y la rebelión deliberada contra el gobierno de Dios es la pérdida de la existencia como súbdito individual. El resultado final del pecado a sabiendas, es la aniquilación. En último análisis, tales individuos identificados con el pecado, se destruyen a sí mismos al tornarse completamente irreales por su identificación con la iniquidad. Cuando esta sentencia se confirma finalmente, el ser identificado con el pecado, instantáneamente se vuelve como si no hubiera sido. No hay ninguna resurrección posible a este destino,, es perdurable y sempiterno. En cuanto a la personalidad del inicuo, se la priva de un vehículo continuado de existencia vital debido a su fracaso de hacer esas elecciones y decisiones finales que le habrían asegurado la vida eterna. Cuando el abrazo continuado del pecado por la mente asociada culmina en la identificación completa del ser con la iniquidad, entonces, en el momento de la cesación de la vida, en el momento de la disolución cósmica, esa personalidad aislada, es absorbida en el superalma de la creación y nunca más aparece como personalidad, es como si su identidad nunca hubiera sido. El mal no diluído, el error completo (sin arrepentimiento), el pecado voluntario y la iniquidad sin mitigantes, son intrínseca y automáticamente suicidas.
Por todo lo anterior es que debemos considerar a la vida como el mayor regalo, y debemos agradecer cada nuevo día al despertar, porque es una nueva oportunidad de rectificar nuestras conductas y pensamientos para alinearnos con el cosmos. ¡Que nó nos coja la muerte con los calzones abajo!!, y el que tenga oídos, que oiga.
(Afectuosamente dirigido a Dhuoda).
El Caminante
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